viernes, 25 de abril de 2008

De la serie: A paso de Vidolo

Me decías con tus ojos que me amabas.
Pero se quedó afónica tu mirada

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿

Te escribí una hoja completa.
No he podido pasarla a limpio.

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿

Los diez dedos de arriba miran con desprecio a los de abajo.
-Tan enanos y apretaditos. Gritan altivos.
-Torpes y tiesos. Amenazan vanidosos.
Los dedos de abajo avanzan callados al precipicio.

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿

Tengo en mi mano un cristal frío
Un témpano mudo
Suena tu nombre a olvido
Tu lengua marchita de callosos pasos repite
incesante tu insolencia.
¿Podrá soportar este hielo un interrogante?
Lengua olvido
Nombre silencio
He dado media vuelta

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿

Aguardo el amanecer
maldigo al cucú de la sala
No duerme nunca el pajarillo
Pero ella duerme tranquila

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿

Pienso en usted que duerme. Me amarro la mano para no llamarla y dejar que su cuerpo descanse. La imagino acurrucada, la sábana le roza la oreja y arrulla su nombre. Bajo las mantas se le ha subido el pantalón y la rodilla se ahoga en un nudo de tela enrollada. El dedo índice señala al techo, cercano a la ceja, como si alzara la mano discretamente en un salón de clase, como una antena receptora de sueños.
Su respiración acentuada lleva el ritmo de lo que sueña. ¿Qué sueña? Quiero ser el compañero de su clase dormida, viajar en la onda de una emisora soñada.

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿
El sonido irreverente de un recuerdo retumba incansable en mi olvido. El cielo amaga soledad, la lluvia es ajena al viento. Todo parece tan triste, pero el científico descubre que es el color de la realidad. No hay dolor, no hay culpa. Tan solo un vacío que absorbe anhelos.

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